Sunday, September 28, 2008

Síndrome de Ulises 5: Sir Vilson Contra la Rutina. Primera parte.

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De la manera en que un Colombiano recién llegado pasa sus días de semana
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Saludos desde Calgary



Vivo en Airdrie. Airdrie es una pequeña ciudad [1], como a 30 km al norte de Calgary. Es como Chía, si a Chía se le quitan Andrés Carne de Res, El Humero, Centro Chía, el Castillo Marroquín, las fábricas de muebles, la sede de la Universidad de la Sabana y, en fin, cualquier cosa que haga que una visita a chía valga la pena. Ah, y como 150,000 habitantes, porque aquí sólo somos unos 35,000. Por otro lado, los barrios son bonitos, el tráfico es excelente (aquí, cuando uno dice "una chorrera de carros", se refiere a más de cinco), y los vecinos, rednecks o no, son amigables y amables.

Creo que la principal razón por la que escogimos vivir en Airdire fue la psicorigidez de Bibi y mía. Nuestro plan, si nos quedábamos en Colombia, era irnos a vivir a Chía o La Calera. Así que cuando nos vinimos para Alberta, pues por supuesto que buscamos un pueblo al norte de la ciudad. Uno no deja que los planes establecidos se vean afectados por cosas tan circunstanciales como las circunstancias. Por suerte, una vez establecidos aquí, vimos que encontramos las mismas ventajas que buscábamos en los suburbios Bogotanos (aire más limpio. mejor ambiente para los niños, arriendos ligeramente más baratos [2] y mejor tráfico), pero además nos encontramos con otra cantidad de detalles, el principal un grupo de colombianos buena gente, que nos ha facilitado la vida.

Pese a que la mayor parte de los habitantes de Airdrie trabaja en Calgary, dado que la sociedad Canadiense está tan basada en el automóvil como la Estadounidense, el transporte intermunicipal no está tan inventado como uno querría. Así que para llegar a mi trabajo en la mañana me toca irme en uno de los seis buses que sale de Airdrie a Calgary (son seis rutas de bus, con un bus por ruta), que me recoge a las 6:10 AM. Por suerte, este bus tiene el paradero en mi misma cuadra, factor que ha sido decisivo a la hora de decidir no comprar un segundo automóvil. Al menos tan decisivo como el hecho de no tener plata para comprar un segundo automóvil.

El bus me deja entre 7:00 AM y 7:15 AM frente a un edificio en el centro llamado Bow Valley Square [3]. Por ese edificio puedo entrar al Plus 15 (descrito superficialmente en otra entrada), por el que llego a mi trabajo. De vuelta, el bus sale a las 4:30 PM de un paradero que queda en EnCana Place, que queda más o menos a ocho cuadras de mi empleo actual, de modo que para devolverme en él tendría que salir de mi oficina a las 4:15 y dirigirme al paradero a un paso decente.

Quizá recordarán que el primer trabajo que conseguí en Calgary fue como trabajador temporal. Estos "gigs" nunca eran en el Centro, sino que eran en compañías medianas y pequeñas con oficinas en el Noreste y el Sureste. En esa época, en la que por supuesto aún había nieve, yo entraba al Plus 15 para dirigirme a la estación del CTrain [4], y de allí tomar el CTrain, y luego irme en bus urbano (que por el contrario parece tener un buen cubrimiento en la ciudad). En esas épocas, entrar al Plus 15 era para mí el preámbulo de un viaje mucho más largo e incómodo, y ver a alguien cargando su vasito de café Starbucks o Second Cup me producía algo de envidia, porque ellos claramente iban ya a llegar a su oficina. Aún hoy, y creo que el tema va a durar bastante tiempo porque el invierno le pondrá pilas a la sensación, es muy placentero para mí entrar en el Plus 15 y ser uno más de aquellos trabajadores que se dirigen con paso resuelto a su oficina. (Sin la taza de Starbucks, ni huevón que fuera pagaría 6 dólares por un café, por más aromático y justamente comerciado que sea).

Quizá valga la pena en este momento, en particular porque no creo que el tema tendrá una mejor oportunidad de presentarse más adelante, hablar un poco del transporte público Calgarense. Se basa principalmente en el CTrain, que tiene rutas que se extienden entre tres estaciones: Dalhousie en el Noroeste, McKnight en el Noreste y Somerset en el sur. Si usted está familiarizado con la geografía local, se dará cuenta que esas estaciones no quedan precisamente en las afueras de la ciudad, y deducirá que el cubrimiento por tren es bien pobre. Los C-Train son trenes de tres vagones, algo viejos aunque en decente estado. Uno puede comprar un tiquete por viaje a $2,50, una tiquetera de 10 por $21, o un pase de transporte por $75. El soporte real del sistema de transporte en Calgary son los buses públicos. Es una flotilla de buses algo más pequeños que un Transmilenio. Ahora, lo interesante es que tiene un sistema de tiquete único (como el que escuché que estaban pensando en implementar en Bogotá), así que un tiquete es válido por hora y media para uno en cualquier ruta de bus o C-Train. En un par de ocasiones he podido comprar un tiquete, subirme en el C-Train, hacer el cambio a una ruta de bus, caminar hasta mi destino, hacer la vuelta, y devolverme... ¡Todo con un sólo tiquete!

En el pasado había montado en metro, así que la experiencia del C-Train no me fue del todo extraña, pero jamás en la vida había utilizado buses así de ordenados... Ni siquiera los thermoking Bogotá - Cartagena, porque a esos toca promediarles el mierdero de los terminales de transporte. La primera vez, mi amigo Raúl me explicó el proceso en tres frases sencillas y claras, pero tan opuestas al paradigma de treinta y tantos años de transporte público bogotano que mi pobre cerebro fue incapaz de compilar. Sin embargo, no tuve el valor de confesarlo, y me fui hasta el paradero señalado. Cuando el bus se detuvo, yo ya tenía la plata lista, porque si uno no ha comprado los tiquetes le permiten pagar en efectivo, lo que de hecho hizo que la experiencia tuviera algo de común con la colombiana. Sólo hasta después de sentarme en una silla limpia, sin rasgones, sin siquiera unos genitales dibujados, me dí cuenta que me faltaba una pieza vital de información: ¿Cómo se decía "¿Me va a llevar a la casa de su madre?" en inglés?

No fue necesario usarla, sin embargo. Si desaparece el factor de la guerra del centavo, el indicador de desempeño de los buses es un cumplimiento aproximado de los horarios, lo que elimina por completo la necesidad de manejar como bestias y frenar bruscamente. (Igual cierran a los carros más pequeños, lo que comprueba mi teoría de que esa parte sí es parte de la descripción de cargo) Lo que es más, en una ocasión que no tenía plata y en otras dos que sólo tenía un billete de diez dólares, me han dejado subir al bus sin cobrarme el tiquete. El pobre Sir Vilson, que en más de una ocasión fue bajado de buses porque le faltaba el diez por ciento del pasaje, se sentía en un universo paralelo.

En fin, suficiente sobre buses y trenes.

Trabajo en BP, en el departamento de compras, lo cual es una suerte. El mercado laboral aquí en Alberta, aunque dinámico, es competido. Como mi carrera en Colombia fue más o menos variada, era dífícil en mi hoja de vida poder justificar más de tres años de experiencia en alguna disciplina significativa: soporte técnico, consultoría de negocios, estrategias de adquisiciones, gerencia de proyectos, e-Business... y aunque sí mostraba cierta migración de la parte técnica a la parte del negocio, no era un recorrido tan claro. (De hecho mi perfil se ajusta al que aquí denominan Analista de Negocios, pero con ese apenas alcanzaba a justificar unos seis años). BP, en cambio, pudo tomar en cuenta diez años de experiencia (entre otras lo máximo que acreditan), porque era experiencia en... bueno, en BP.

Mi cargo es interesante, aunque quizá un poco sesgado a la parte técnica, y a mis casi cuarenta años he decidido darle un poco de dirección a mi carrera. Según entiendo, BP Canada no se caracteriza por ser la compañía que mejor paga en el mercado, pero el paquete de beneficios es bueno, y entré con cierto grado de "seniority". El equipo es, como casi todos en Canadá, deliciosamente multicultural: varios Canadienses de pura cepa, un Pakistaní, una Coreana (que acaba de salir de maternidad, por un año), mi jefa, que es Canadiense nacida inglesa, un Polaco, un Nigeriano y, ahora, un Colombiano.

Otra ventaja que tiene BP es el horario flexible. Uno debe trabajar nueve horas al día (en teoría nueve y media, porque el almuerzo no se cuenta, pero casi nadie se está más de las nueve), y tiene dos viernes libres al mes. Y además, coordinan esos viernes libres con las fiestas nacionales [5] para que en esas ocasiones uno tenga fin de semana de cuatro días.

Con el horario de nueve horas, yo teoría yo podría salir a las 4:15 PM y correr hasta el paradero, pero todavía tengo pegada la ética laboral colombiana y me da algo de vergüenza salir exactamente a la hora que corresponde. Por suerte, uno de mis amigos colombianos de Airdrie trabaja justamente en el mismo edificio, y nos devolvemos juntos. No es un carpool, porque yo nunca traigo el auto (En Airdrie, como en la mayor parte de ciudades norteamericanas, es casi imposible moverse sin automóvil), sino más bien un "hitchiking".

Ya está entrando el otoño, así que el atardecer va llegando cada vez más temprano (no sé si lo había contado en otro lado, pero casi nos enloquece el temita de la luz del día a las 11:00 PM), pero todavía llego con suficiente luz del día para jugar y marranear un rato con mis hijos. Eso tiene todas las ventajas y satisfacciones de la paternidad responsable, pero adicionalmente me permite relevar a la pobre Bibilis, que para entonces está exhausta.

Ella terminó su curso de inglés gratuito, de hecho el último nivel que lo es porque sus calificaciones fueron demasiado altas. El perfeccionismo de Bibi hace que considere que necesite uno o dos niveles más, pese a que tiene un buen nivel, mucho mejor que el de mucha de la gente con que nos hemos cruzado, incluyendo un par de personas de la oficina de Ayuda al Inmigrante. Y por ello, quiere inscribirse en unos nuevos cursos de inglés en la ciudad de Airdrie. Claro que la verdad es que yo prefiero los cursos en Airdrie, así no sean gratuitos, a los que dictan en Calgary. El único horario conveniente para Bibi era Lunes y Miércoles de 6:00 a 9:00 PM en el Centro. Ese horario está, por supuesto, por fuera del cubrimiento de los Daycare o dayhomes disponibles y nosotros no nos sentíamos cómodos con el esquema del babysitting [6]. Es decir, que ese rol me correspondía por derecho y a las 9:15 PM yo estaba para botar a la caneca.

Una diferencia grande que nos encontramos entre Canadá y Colombia fue el enfoque sobre la ecuación preescolar. En primer lugar, aquí no existe ningún nivel antes de Kindergarten (en Colombia, recuerdo al menos Párvulos y Pre-Kinder). Solamente se puede escoger entre daycare o dayhome. Los daycare son guarderías, pero la mayor parte de las madres locales los llaman, con tono despectivo, “parqueaderos de niños” a cuenta de la limitada naturaleza del servicio que ofrecen: básicamente, que no se lancen del segundo piso o metan la lengua en los tomacorrientes (no me malinterpreten, yo considero esos servicios arduos y valiosos), nada como las actividades pedagógicas que son el pan de cada día en Bogotá. Los dayhome son como madres comunitarias, señoras que aprovechan que deben quedarse cuidando su niño para cuidar dos o tres muchachitos ajenos. De hecho debido a la impresionante escasez de cuidadores de niños, un porcentaje importante de mujeres profesionales, tras su primer hijo, se dedican a eso.

Gracias a la visita de mi suegra sobrevivimos, sobre todo Bibi porque la verdad he llegado a la conclusión que la oficina es la parte fácil, un larguísimo verano de Alejo en casa. Sin embargo, ya entró de nuevo a la escuela. El nivel académico colombiano le da tres vueltas al canadiense, y eso sumado a lo pilo que es ya lo tiene, de lejos, muy adelantado en su clase. Pero todavía no habla fluido el inglés, y eso lo estresa un poco. Y parece que es tan perfeccionista como Bibi o yo, porque se rehúsa a hablarle a los adultos en inglés. (Sospecho que porque está esperando a alcanzar el nivel que tiene en español, de ahí lo del perfeccionismo), aunque con los niños si intercambia ciertas frasecitas.

Sus obsesiones actuales son Indiana Jones [7], Star Wars, el Nintendo Wii y, en menor grado, Spider Man y el universo de Marvel Comics. Aunque monotemático a veces, es perfectamente capaz de mantener largas y articuladas discusiones con adultos sobre cualquiera de esos temas [8].

Juanpis continúa igual de onomatopéyico, al menos porcentualmente. Si bien ha incorporado una media docena de palabras a su lenguaje, también ha adoptado nuevos gruñidos e inflexiones. Bibi y Alejo logran identificar conjugaciones y tiempos gramaticales, pero yo continúo casi completamente perdido. Tan sólo reconozco la urgencia del modo imperativo, pero como todavía se me escapa la gran mayoría de los verbos, eso no le sirve de mucho al joven.

Juanpis tiene dos costumbres que ponen en riesgo su integridad física. Primero, aparentemente a su manual de usuario le faltaba el capítulo “Caminar”, así que más o menos dos días después de aprender a hacerlo decidió que ir corriendo a todos lados. Y una vez empieza sigue incrementando la velocidad hasta alcanzar el punto en que esta supera su capacidad de maniobra. Vigilarlo un rato es como ver una película de los tres chiflados: comienza a correr con velocidad cada vez mayor, hasta que se encuentra con algún obstáculo y ¡zas! Allá va a dar patas arriba al suelo.

La segunda es el modo pataleta: ante ciertas negativas se deja caer sentado al suelo , y luego de espaldas. Ya lo hace cuidadosamente, para que sea un gesto simbólico más que un golpe real, pero aparentemente no tiene claro eso de la densidad relativa de los materiales, y de vez en cuando se lanza sobre el suelo de cemento con la intensidad requerida para suelo de pasto.

Voy a interrumpir aquí porque, si bien aún tengo cosas que contar, he visto que mis entradas al blog cumplen la misma distribución temporal de cualquier proyecto: completar el 90% de la entrada me toma el 90% del tiempo, y el 10% restante de la entrada me toma el otro 90%.


[1] No escribo "pueblo" porque puede haber algún vecino cerca, y ya que la mayor parte son rednecks, me da algo de miedo ofenderlos.
[2] De haber venido un añito antes habrían sido notablemente más baratos.
[3] Me he dado cuenta que en las ciudades norteamericanas existen temas que influyen en la nomenclatura urbana. En Hawaii, por ejemplo, me dió la impresión que el 70% de las calles se llamaba King Kamehameha. Aquí en Calgary los colonizadores parecían estar obsesionados con el río Bow, indudablemente el rasgo geográfico más notorio, y hay decenas de calles, negocios, barrios y grupos de gente que referencian el Bow River o el Bow Valley.
[4] El equivalente al metro en Calgary, que sólo tiene dos rutas.
[5] Aunque no tan abundantes como las Colombianas sí son como diez en el año.
[6] Sería peligroso e irresponsable dejar a un adolescente en manos de Alejandro y Juan Pablo.
[7] No se imaginan lo mucho que agonizamos decidiendo si le íbamos a dejar ver esas películas. Pero finalmente lo llevé a ver Kingdom of the Cristal Skull, y le gustó tanto que le regalamos las otras tres películas de cumpleaños.
[8] Supongo que también con niños, pero me imagino que ustedes se han dado cuenta que cuando hay varios niños jugando y se acerca un adulto, todos guardan silencio y se quedan mirándolo fijamente, como en el capítulo de Los Simpson en que mandan a Maggie a una nueva guardería.

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