Thursday, March 22, 2007

Carta a Keira Knightley

Querida Señorita Knigthley:

Mi esposa y yo somos sus grandes admiradores, y lo hemos sido desde que la vimos por primera vez en Bend It Like Beckam. Sin embargo, pese a que hemos visto y adoramos todos sus trabajos, no somos sus mayores admiradores en nuestro hogar. Ese título corresponde a nuestro hijo de cuatro años, Alejandro.

Hasta donde sé, él la vio por primera vez en Pirates of the Caribbean, aunque a decir verdad no recuerdo que hubiera estado particularmente impresionado.

Después de todo, en ese entonces tenía algo menos de tres años. Sin embargo, ha estado enamorado de usted desde que protagonizó la segunda. (Aún no ha visto la película, pues sólo lo dejaremos cuando sea un poco mayor, pero usted ha aparecido en la portada de muchas revistas)

Cuando le digo 'enamorado de usted' lo hago en un sentido literal. De hecho, él dice que usted es su novia. Recuerdo claramente la primera vez que lo hizo. Estábamos haciendo mercado, cuando se detuvo repentinamente frente a una revista de modas (usted estaba despampanante en un hermoso vestido naranja) y dijo con mucha seriedad: "Esta es mi novia. Es muy bonita, y yo la amo mucho." Fue un evento memorable, ya que hasta ese momento sólo había dicho eso acerca de su mamá.

Esto fue hace un poquito más de nueve meses, pero para mi sorpresa, aún no la ha olvidado. De vez en cuando vuelve a asegurarnos que la ama, y que la extraña. Para ser honestos ha tenido algunos problemas con la pronunciación de su nombre (como es Colombiano su lengua materna es el español, y aún no habla inglés), pero su devoción es tal que se aplicó hasta que pudo hacerlo correctamente. O al menos como yo considero que se pronuncia correctamente.

Permítame tranquilizarla, en todo caso, ya que las intenciones de mi hijo no solamente son serias, sino honorables. Nos ha dicho varias veces que la desposará tan pronto como su hermanito, quien nació en Enero, tenga 4 años, para que pueda llevar los anillos. Y lo dice totalmente en serio. En su clase de karate, le dijo a un grupito de mamás que su novia iba a llevar un bebé de él en la barriga. (Puesto que mi esposa acaba de tener un bebé, el sabe que las mujeres cargan a los hijos en la barriga, pero aún no sabe exactamente cómo llegan allí. O al menos espero que no lo sepa.) Ante las caras de consternación que pusieron (algunas de sus hijas serían perfectas candidatas para ser la novia de mi hijo), tuve que interrogarlo hasta que especificó que su novia era Keira Knightley, explicara que era una actriz famosa, y que solamente llevaría al bebé después de casarse.

Bueno, en todo caso, pensé que sería apenas cortés informarla de estos planes, para que pueda acomodar una boda en Bogotá (aunque no lo ha dicho específicamente, estoy bastante seguro de que Alejandro pretende llevarla a cabo en su jardín infantil) y un hijo en su apretada agenda, aunque sea para dentro de cuatro años. También he incluido un par de fotos de él, para que usted se familiarice con su futuro novio.

En serio, estoy seguro que el atesoraría cualquier recuerdo que usted (o su publicista) tengan la amabilidad de hacerle llegar.

Muchísimas gracias, y le deseamos la major de las suertes.

Wilson F.

Padre de:

Alejandro Torres Cala

PD. Hasta donde yo sé, Alejandro no es un acosador de celebridades, ni un paparazzi, ni nada por el estilo. Y, de cualquier modo, si llegara a serlo, vive separado de usted por un océano.

Foto. 1: Alejandro quería verse lo mejor para usted, así que utilizó su disfraz de Hombre Araña

Foto 2: Alejandro, el futuro novio, y Juan Pablo, su padrino de bodas

Foto 3: Alejandro Torres (izquierda) y Keira Knightley (derecha) en su boda de ensueños







Monday, March 12, 2007

Mi Modesta Propuesta

Para Resolver Todos los Problemas del Mundo, Empezando por el Subdesarrollo, la Desigualdad y el Hambre, Pero en Particular el de Toda Esa Gente Harapienta que Tanto Molesta en los Semáforos

Es imposible enjaular una mente como la mía; todas mis neuronas rebosan de mielina y serotonina, y continuamente sacuden sus dentritas con impaciencia, ansiosas por establecer sinapsis…ses?. Bueno, como sea. El caso es que mi cerebro siempre está que se piensa. Siendo poseedor de un intelecto tan inquieto, encuentro continuamente que en situaciones que no requieren de toda mi atención, (como esperar a que el semáforo cambie a verde, revisar el correo electrónico para eliminar el junk mail, escuchar cómo fue el día de mi esposa o recibir instrucciones de cualquier índole) mis pensamientos se dirigen a resolver todas las sesudas cuestiones filosóficas universales.

El otro día, para no ir más lejos, cuando me encontraba en un semáforo en rojo, un mendigo golpeó sorpresivamente en la ventana. (Y aquí no pude menos que agradecer una vez más a los hados haber sido hombre, porque de lo contrario probablemente se me habría corrido la pestañina, o algo así, mientras que como hombre tan sólo me causé cosquillas) Y ese estímulo llevó mis pensamientos a la pobreza en general, nuestra situación Colombiana en particular, y el pobre tipo que pedía limosna, todavía más en particular. Así que, una vez resuelto el problema del indigente, mirando hacia al frente y fingiendo que no existía[1], llegué al fondo del problema: lo grave no es que el pobre tenga muy poquito dinero, lo grave es que tiene mucho menos que los demás.

Si uno escucha a su alrededor, puede concluir que el peor problema económico que aqueja al mundo es la desigualdad. Eso tiene todo el sentido del mundo. Además de todas las razones económicas[2], por dos motivos principales (que, viéndolo bien, son el mismo). Primero, porque la desigualdad de hecho define la pobreza: la única razón por la que nos damos cuenta si somos pobres, es porque hay otros que no lo son. Si todos fuéramos pobres, no sólo no existiría el concepto de ‘pobre’, sino que no existirían probablemente la televisión, y mucho menos las cadenas de 24 horas de noticias o la televisión por cable, y nadie se enteraría.

Segundo, la desigualdad acentúa la pobreza, y no sólo porque defina estándares inalcanzables para la gente normal, o infle artificialmente los precios de ciertos bienes cuyo precio sea extremadamente elástico a la demanda. Una cosa es no tener con qué comer. Otra muy distinta es saber que existen supermodelos que no solamente pagan doscientos dólares por una comida sino que la vomitan quince minutos después para verse como la Novia Cadáver de Tim Burton.

Pero además, gracias a los promedios la desigualdad tiene la insidiosa característica de disimular el problema y por tanto su solución. ¿Por qué? Imagínese que en vez de Sir Vilson FT, en el carro viniera Julio Mario Santodomingo. Si consideramos esa sección de la Economía, y que Santodomingo anda con diez guardaespaldas, por lo menos, tenemos doce que ganan la doceava parte de un cojonal de plata cada uno. Es bien sabido que la doceava parte de un cojonal equivale aproximadamente a un huevo. Así que el ignorado lavador de ventanas tendría problemas para justificar sus harapos, y su incapacidad de sostener a su familia, con un salario mensual de un huevo de plata.

Pero, brillante tipo que soy, me di cuenta que para resolver este problema adecuadamente, hay que considerar la causa raíz. Y es esta: hay gente que gana demasiado dinero. Y digo demasiado dinero en un sentido absoluto para referirme cantidades obscenas, por las que la acumulación de capital llega a ser perjudicial para la sociedad, y no en la connotación usual que le doy usualmente a la expresión para denotar a todos aquellos con un salario superior al mío.

Una vez identificado el problema, la solución es simple: nadie debe ganar demasiado dinero. ¿Cuánto es demasiado dinero? Difícil de calcular, aunque me atrevo a definir una cifra: tres mil dólares al día, es decir US$1,095,000 al año.

Como debería funcionar es que cada individuo que tenga un salario o ingresos (por cualquier motivo, lícitos o ilícitos, como dividendos de acciones, herencias, demandas, etc. etc.) superiores a esa cifra deberá estar obligado a entregar el excedente a la administración de impuestos, o la organización social sin ánimo de lucro de su preferencia (que opere dentro de la ley, por supuesto.). Estos últimos continuarán operando normalmente, sólo que con más fondos. Y el apreciable incremento en los ingresos de estas organizaciones (sí, aún de la administración de impuestos) hará que los programas de ayuda social, alfabetización, investigación, conservación, etc. puedan extenderse hasta resolver virtualmente los más graves problemas del mundo.

Ahora, soy plenamente conciente de que al leer esta propuesta, la mayoría empezará a guardarme en la misma gaveta mental que a Marx, Chávez, o Castro. Esto es terriblemente injusto, en particular porque probablemente tanto Chávez como Castro ganan más de US$1,095,000, como individuos. (¿Recuerdan que incluí los ingresos ilegales?) Otro problema peliagudo es el poder absoluto, que corrompe absolutamente, pero tengo que dejar tema para otros blogs.

Ahora que, dejando de lado esa injusticia, mi propuesta es completamente razonable por los siguientes factores:

Repito: NO se trata de una iniciativa comunista. El ingreso promedio mundial per cápita en 2005 fue de aproximadamente US$6,000 por año, es decir algo más de 15 diarios. Un tope 200 veces superior al promedio deja espacio más que suficiente para la sana práctica del capitalismo. Más que eso, sería obsceno.

Tres mil dólares al día es una salvajada de plata. Uno, acostumbrado a lo que muestra el cine y la TV puede pensar que no, pero la verdad es que es vulgar. Estas son algunas de las cosas que se pueden conseguir con esa clase de ingresos:

  • Alquilar una casa de seis habitaciones en The Hamptons para pasar el verano, incluyendo un Aston Martin Vanquish para no desentonar.
  • Organizar una expedición de buceo al Cráter Molokini.

· Irse a navegar por las Islas Griegas con su pareja, en un yate privado con tripulación

  • O, para sentirse en plan de economía, ahorrar por dos meses para llevar un grupito de amigos (unas doce personas) a pasar una semana de vacaciones en la Suite Real del Hotel Burj al-Arab, en Dubai

Se está afectando a muy poca gente. En Estados Unidos, que puede argumentarse es uno de los países más prósperos del mundo, si bien la información no se encuentra disponible con facilidad, estimé que no más de sesenta mil personas (o sea un 0.0198% de la población) cuentan con ese nivel de ingresos. Suponiendo un porcentaje similar en el resto del mundo[3], estaríamos hablando aproximadamente de un millón trecientas mil personas. Alguien podría argumentar que la solución de limitar seriamente los ingresos de una ciudad del tamaño de Cali (si no conocen Colombia piensen en San Antonio, Texas). La gente está dispuesta a sacrificios mucho mayores que limitar los ingresos de una población. Estoy seguro de que si se hace una encuesta entre los neoyorkinos estos estarían dispuestos, con tal de resolver todos los problemas del mundo, no sólo a eso sino a sacrificar la totalidad de la población de Paris. Y viceversa.

A pesar de afectar a poca gente, el resultado es significativo. En Estados Unidos, los 60,000 de nuestro ejemplo presentaron en el 2005 ingresos declarados por US$1,955 millones , es decir el 0.02% del PIB. Así que si la regla se aplica a todo el mundo estaríamos hablando de US$6,900 millones . Y, por supuesto, esto solamente incluye lo que los individuos declararon, si se toman en cuenta las empresas, según propongo, estaríamos hablando de mucho, mucho más. Harto, ¿no?

Casi nadie "gasta" un millón de dólares al año. Con algunas pocas y exuberantes excepciones, la existencia del dinero devengado por esta gente jamás va más allá de ser un bit en el saldo de una cuenta en Zurich o las Islas Caimán, o como pago de una inversión. Esto no sólo hace que el impacto de esta riqueza en la dinámica económica sea menor e indirecta, sino que debe ser increíblemente frustrante para un gran número de billetes y monedas que jamás conocerán el mundo fuera de un chip de computador.

Por si todo esto fuera poco, la acumulación de dinero en tan pocas manos tiene efectos nocivos que van más allá de la inflación exagerada de los precios de artículos de lujo. (Honestamente, ¿un juego de palos de golf por cinco mil dólares?) En particular, la atrofia de la imaginación que indudablemente es causado por tan alto nivel de ingresos: uno, con su modesto peculio, necesitaría cierto nivel de esfuerzo intelectual para imaginarse como gastarse tres mil dólares diarios durante un mes completo; por el contrario, alguien con los medios podría sin pensar un segundo comprarse un Jaguar XKR 100 Coupe. ¿Significa eso que el segundo tiene más imaginación? Todo lo contrario: generalmente el tipo que se compraun Jaguar de edición limitada, ya es dueño de, cuando menos, diez o quince automóviles más. ¿Qué tanta imaginación se necesita para gastarse quince veces la misma cantidad indecente de dinero? E, incidentalmente, volvemos a la inflación: la única razón por la que existen automóviles de US$100,000 o más es porque hay un puñado de imbéciles dispuestos a pagar esas cantidades simplemente para diferenciarse de la ralea que no puede.

Pero existe un subproducto de esa acumulación grosera de dinero que es mucho peor que cualquier otro, y simboliza en una sola imagen lo decadente, nociva y desagradable que puede llegar a ser: Paris Hilton.

Es claro que esta humilde propuesta es solo un comienzo, y actualmente se encuentra aún en una etapa conceptual. Para empezar, la cifra arbitraria de USD$3,000 por día fue enunciada pensando en Estados Unidos, que es probablemente el país más próspero del mundo, y no puede ser aplicada indiscriminadamente en todas partes. En Colombia ese límite sería ridículo, prácticamente resultaría afectando solamente una docena de personas. (Y, por satisfactorio que eso suene, el objetivo de esta estrategia es la solución de los problemas y no la catarsis) En Arabia Saudita, por ejemplo, los magnates son más ricos que los de Estados Unicos, pero los pobres lo son abyectamente más, así que ni siquiera puede aplicarse el porcentaje de la población que supusimos antes. No, básicamente hay que definir un monto máximo de ingresos para cada región del planeta, teniendo en cuenta factores culturales, económicos, geográficos y prácticos.

Y no sólo eso, hay que considerar, estudiar y resolver una miríada de problemas adicionales, algunos tan peliagudos como el control de la corrupción, la adecuada distribución de los recursos y su inversión eficiente. Hay que fomentar la participación de los verdaderamente acaudalados, que seguramente se opondrán de manera egoísta a mi iniciativa; hay que definir mecanismos de control y castigo a los transgresores, en fin…

Es claro que su implementación requerirá del esfuerzo mancomunado de cientos de personas en todos los países y todos los escaños socioeconómicos. Y que el equipo debe estar liderado por alguien de un altruismo a toda prueba, pero con capacidades excepcionales de liderazgo e intelectuales, y que crea apasionadamente en esta solución. Encontrar una persona adecuada parecería ser un problema insalvable si no tuviera de antemanola respuesta: yo.

Debo advertirles, sin embargo, que tanto el esfuerzo requerido como el impacto en la humanidad (después de todo estamos hablando de resolver todos los problemas de la raza) son únicos e inconmensurables. Y por eso, después de pensarlo mucho, he llegado a la conclusión que mi remuneración no puede ser inferior a los cinco mil dólares diarios.



[1]  Ver Los Simpson, Episodio 1F21, “El Amante de Lady Bouvier”

[3] En realidad el porcentaje en la mayor parte de países es bastante menor, pero conservemos esa cifra mientras tanto.