Friday, May 23, 2008

Síndrome de Ulises 3: Sir Vilson Contra el Desempleo

O

De Cómo un Colombiano Recién Desempacado Descubrió que en Canadá, Las Calles No Son de Queso[1]




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Yo sabía que al llegar a Canadá debía esperar un par de meses sin productividad. En primer lugar porque uno de los requisitos para que le den la visa es demostrar que tiene ahorros que le permitan subsistir durante seis meses sin conseguir trabajo.[2] Y en segundo, porque los amigos que allí vivían, y con los que conferencié extensamente durante todo el proceso, me confirmaron que a veces uno se demoraba más. Los Canadienses son muy exigentes con eso de la experiencia local, era el principal argumento. Generalmente usted debe pasar un año integrándose a la economía local decía otro o incluso, Hermano, váyase preparado a comer mierda.

Cuando hice mi plan original de viaje (para los que nos acaban de sintonizar, consistía básicamente en viajar en Febrero yo a armar trocha y, ya triunfante, devolverme por mi familia en Junio) estaba tan completamente mentalizado a esta situación, que contemplaba incluso un par de meses de alguna ocupación menor mientras conseguía el trabajo definitivo.

O al menos esa era la posición oficial, ya que en el fondo yo creía que el tema iba a ser muy fácil, sobre todo porque cuando llegué a Calgary, ya tenía entrevistas para dos trabajos diferentes como Project Manager, en empresas relacionadas con la industria petrolera, y con salarios entre 80 y 100 mil CAD. Y bastaron un par de semanas de vigilar Monster.com y Workopolis.com para darme cuenta que semanalmente se generaban entre cinco y diez cargos nuevos en gerencia de proyectos.

Creo que me di cuenta del momento exacto en que fregué la entrevista en 3ES. Bueno, en realidad creo que al menos en una parte se debió a que llegué quince minutos tarde, porque tuve que parquear a tres cuadras del edificio. Mis entrevistadoras dijeron que no había problema, pero me imagino que en algún lado marcaron puntos negativos. Después de hablar animadamente por cuarenta minutos, llegó el momento en que me preguntaron el salario deseado: del rango definido de $80K a $120K yo me dije Hay que aspirar a ser Papa para llegar a ser sacristán y dije sin inmutarme Top Quartile[3]. Yo sabía que estaba colocándome fuera del mercado, sin embargo decidí que podía darme ese lujo en la primera entrevista. Las dos señoras cruzaron una mirada, y se despidieron muy educadamente y al otro día recibí un mail avisándome que no recibiría segunda entrevista.

En la otra, en cambio me fue bien, e incluso al otro día me llamaron para ponerme la segunda entrevista, el viernes de la semana siguiente. Sin embargo, el miércoles siguiente me llamó la señora a cancelarla. Que la gerencia había decidido cancelar la posición, me dijo, aunque después, cínico que soy, no pude menos que convencerme de que en realidad al tipo que habían entrevistado el martes sí le había gustado, así que no necesitaban entrevistarme a mí. O sea que yo era el Peor Es Nada. ¡La adolescencia una vez más! Eso sí, me juré a mí mismo, si algún día me llamaba llorando la Gerente de Recursos Humanos a contarme lo malo que les había salido el tipo al que sí contrataron, no le ofrecería ni mi hombro para consolarla, ni consejos para resolver la relación profesional.

Para mi sorpresa, a continuación pasaron varios meses sin tener una nueva entrevista, aunque yo seguía, religiosamente, aplicando a cinco o diez puestos cada semana. Es decir, sí tuve entrevistas, pero con Cazacabezas, que son en realidad intermediarios, y que ni siquiera equivalen a una primera entrevista (a pesar de que verifican todos los datos y referencias).

El secreto para sobrevivir una situación así en una sola pieza, es mantener la buena actitud y el optimismo. Yo creo que hice un buen trabajo el primer mes y medio. (Facilitó el tema que los primeros quince días los pasé donde mi amigo Raúl, quien hasta la fecha no me ha pasado factura) Pero, sobre todo cuando me encontré sorprendido con que ya era Marzo 30, y después de seis semanas yo continuaba tan desempleado como desde el día 1 (O para ser precisos, el día -55), y lo peor, que ni siquiera había tenido una nueva entrevista, mi optimismo flaqueó un poco.

Incluso llegué a pensar que había sido un error haberme traído a mi familia más pronto, y que lo correcto hubiera sido hacer las vueltas para que se quedaran en Colombia según el plan original. Esto lo cuento sólo para ilustrar la cantidad de barrabasadas que llega uno a pensar, porque estar separados hubiera sido más difícil para todos. Y,aunque el costo de vida en general es un poco menor en Colombia (vaya, es casi como si fuera un país tercermundista en lugar de una de las diez economías más grandes del mundo), el costo del Colegio de Alejo más o menos lo compensaba.

Yo estaba seguro, porque mi vida funciona así, que probablemente iba a conseguir un buen trabajo, unos dos o tres días antes del momento en que se acabara la platica. Es más, de alguna manera lo sabía (Después de todo soy el protagonista, ¿no? Y el protagonista siempre se salva, al menos en las comedias), pero esa certeza no me daba mucha tranquilidad, porque obviamente en una comedia habría toda clase de situaciones críticas antes de la solución. Y recuerden que Focker, el personaje de Ben Stiller de Meet the Parents, se divirtió menos que nosotros durante la película.

Entonces, por consejo de un amigo, quien claramente entendía mi tensión, me presenté a una oficina de servicios temporales. They'll give you a shitty job, me dijo, but they'll give you a job[4]. Cuando me presenté a la oficina con mi Hoja de Vida (a la que no le había hecho ningún cambio, ya que si eliminaba los trabajos profesionales no quedaba nada), la directora estuvo algo escéptica ("La verdad no nos envían muchas solicitudes para Gerentes de Proyectos"), pero ante mis habilidades con Excel y Word, me contrató.

La paga, claro, no me alcanzaba para vivir (pero, y por eso es que la gente se viene a vivir aquí), si mi esposa y yo hubiéramos trabajado tiempo completo, sí lo habría hecho. Y, en todo caso, es mil veces mejor estar fuera de casa concentrado en algo, así sea un Mail Merge en Word, que en casa desesperándome. El trabajo, además, era de asignaciones de uno o dos días, lo que era una excelente transición entre una situación de trabajo tiempo completo y una de ocio total.

En total trabajé como un mes, en ocupaciones que oscilaron entre recepcionista y auxiliar contable. (Y esta es una de las razones por las que se demoró esta entrada. Me tomó más o menos una semana resolver mis conflictos mentales lo suficiente como para aceptar ante mis amigos de aquí que había aceptado trabajo no calificado, aproximadamente un mes hacerlo para poder admitirlo en conversaciones telefónicas o correos con la gente en Colombia. El resto del tiempo me tomó resolverlos lo suficiente como para bloggear al respecto.

Sí, evidentemente tengo algunos issues, pero si fuera un poco más normal, seguramente las entradas al blog serían todavía más aburridas.

Una de las principales ventajas de haber conseguido este trabajo temporal (aparte del dinero, que ayudó bastante a mi tranquilidad, y del hecho de tener algo que me evitara preguntarme continuamente si debería haberle pedido menos plata a los de 3ES) fue que finalmente aprendí a navegar adecuadamente todas las opciones de transporte público existentes entre Airdrie y Calgary, y dentro de Calgary.

Durante todo este tiempo, continué enviando una hoja de vida tras otra, y aplicando a cuanto trabajo mi perfil se ajustaba vagamente. Esto es más dispendioso de lo que suena; aquí en Canadá casi todas las empresas han implementado sitios de recursos humanos subcontratándolos con workopolis o monster[5]. Así que prácticamente para cada nuevo empleo al que quería aplicar debía diligenciar mi hoja de vida detallada en línea. Además, viendo el poco éxito que mi hoja de vida normal parecía estar teniendo, saqué un par de libros y durante un par de semanas me sentí en "Pimp my Resume".

En total debí haber aplicado al menos a unos 80 empleos diferentes. Alguna vez un amigo me dijo que el proceso de tratar de inscribirse a un MBA tenía como principal objetivo mejorar la habilidad del solicitante para manejar el rechazo. Es evidente que esa habilidad hubiera sido muy útil en esta situación. Debo haber recibido doce versiones diferentes del discurso No nos llame, nosotros lo llamaremos.

En mi trabajo temporal, trabajé aproximadamente un mes (es decir, 160 horas). Las primeras asignaciones hicieron uso de mis impresionantes habilidades en Excel para preparar una Pivot Table, y en Word, para preparar un mail merge basado en los datos de la Pivot Table de marras. Luego, cuando en la Empresa fueron dándose cuenta de que yo era de lavar y planchar, me empezaron a poner en trabajos menos calificados. Así pasé una semana como recepcionista de una empresa comercializadora de Granito, y otra ayudando a un viejito a organizar los recibos de tarjeta de crédito de su negocio de los últimos tres años.

Además de tratar de hacer durar los ahorros (con relativo éxito, pese a que los Canadienses se negaban empecinadamente a darme crédito con la excusa de que no tendría con qué pagar, y por tanto tuve que comprar de contado el auto y los pocos muebles que tenemos en casa), creo que mi principal objetivo era establecer una rutina. Aparte de subir de peso como un cerdo [6], el hecho de no saber con exactitud qué iba a hacer diariamente me aumentaba el stress.

Finalmente, cuando ya el sketch del gordito desesperado que no podía conciliar el sueño por las preocupaciones económicas y por tanto resultaba jugando Nintendo Wii[7] a la una de la mañana lo que, acepto, podría hacer ver sus preocupaciones como un tanto menos intensas de lo que en verdad eran, dejó de ser gracioso, la comedia se acercó a su final, que por supuesto utilizó un mecanismo clásico hollywoodense para arrancar las últimas risas del público: cuando finalmente se rompió la sequía, no presenté una, sino tres entrevistas, y recibí tres ofertas en la misma semana.

Y, por supuesto, las dos mejores eran prácticamente equivalentes desde el punto de vista económico, presentaban diferencias operativas que las hacían equivalentes, los dos trabajos eran interesantes, las prospectivas jefas eran bastante agradables[8], y en ambos casos me parecía difícil rechazar la oferta. ¿De qué otra manera podrían haberse conseguido otro par de cómicas escenas WoodyAllenescas en que el protagonista se debate amargamente entre dos alternativas que son en esencia buenas noticias?

A la hora de escribir este artículo aún no lo he decidido, aunque debo entregar una respuesta (al menos en uno de los dos sitios) mañana en la tarde (viernes 23 de Mayo).

No se pierdan la próxima entrada, en la que les contaré sobre el único día de trabajo físico que he hecho en mi vida adulta, y si mis correos del trabajo de ahora en adelante me los deberán enviar a xx@bp.com o xx@encana.com.



[1] Faivel, Una Historia Americana (An American Tail). Christopher Plummer, Dom DeLuise. Universal Pictures, 1986

[2] Sin embargo, el proceso de aprobación es tan demorado que es probable que uno se haya gastado un pedazo, o que las condiciones económicas hayan cambiado, o, en mi caso, ambos, pero eso es otro cuento

[3] 110,000 CAD a 120,000 CAD, para aquellos que reprobaron matemáticas o inglés

[4] "Te darán un trabajo de mierda, pero te darán trabajo."

[5] Dos sitios de Mercado de empleos, similares a elempleo.com, ambos más orientados al tema de la tecnología

[6] Léase "aparte de subir un peso equivalente al de un cerdo mediano"

[7] Sí, pese a todo me compré un Nintendo Wii, y qué.

[8] Bueno, una de ellas estaba mucho más buena que la otra, pero ese factor no influyó en mi decisión… por favor asegúrese de comunicarle esto a Bibi en cuanto tenga la oportunidad.