Sunday, March 16, 2008

Saludos desde la (no tan helada) Calgary

Saludos desde (la no tan helada) Calgary

Bueno amigos, amigas, familiares, compañeros, conocidos y gente cuyo correo electrónico es similar al de algunas otras personas a las que yo deseaba enviar este mensaje pero no lo hice, es tiempo de darles un pequeño adelanto del progreso de mi integración a la gloriosa nación canadiense.

Primero que todo, quiero contarles que frío, lo que se dice frío, ese que en teoría me hará maldecir amargamente el momento en que me decidí a dejar mi desorganizado, pero tibio, terruño, no lo he sentido. (Hubo un par de días antes de la nevada en que sentí que la nariz se me congeló y se me cayó de la cara, pero nada que no se consiga acampando en el Neusa sin aguardiente). Es más, Bibi y los niños, quienes llegaron el viernes 22 de febrero, han visto tan sólo días de un sol resplandeciente, con temperaturas de hasta 3°C (con la excepcion de tres nevadas), y deben pensar que eso de las nevadas voluminosas y las ventiscas inclementes era simplemente un cuentico que les tenía yo para quedarme solo, quién sabe con qué nefastas intenciones.

El tema del trabajo se está moviendo bien, creo. He aplicado (sabiendo que es un uso no castizo de la palabra) a una docena de trabajos, he tenido dos entrevistas presenciales y una telefónica, y me han contactado un par de cazatalentos que en teoría han enviado mi hoja de vida para consideración en otras cuatro posiciones. Me di hasta finales de Marzo antes de ofrecer mis servicios al depto. de limpieza de platos en McDonalds.

La family llegó bien; completos, sanitos y contentos. En Toronto, Bibi se desenvolvió perfectamente en su conversación con el oficial de inmigración, y alcanzó a hacer la conexión con algo de afán. (De hecho, Alejo disfrutó particularmente el viaje, que de otro modo se le habría hecho aburrido, porque habían tenido que “correr como Kevin, el de Mi Pobre Angelito”.) Incluso, Bibi me dijo que le resultó mejor haber viajado sola, ya que a raíz de eso le tocó lanzarse al agua con su inglés, mientras que si yo hubiera estado ella probablemente habría estado calladita.

Ya hicimos las vueltas de Seguridad Social y Salud, con bastante facilidad. El secreto consiste en llegar muy temprano a las oficinas, porque después de las 10:30 se arman unas filas de La Madona. Quizá por las temperaturas la gente aquí no parece muy madrugadora. De hecho, sólo he sabido que hagan fila desde horas indecentes para comprar el Nintendo Wii. (De hecho yo men sentí el sudaca madrugador por haber llegado a las 8:45 AM a la tienda que se abría a las 10:00 AM, y los berracos Wii se habían vendido a las 6:00 AM)

En vista de que mi pobre esposa probablemente no había podido disfrutar una noche completa de sueño con la casa llena de niños, perritos[1] y muebles desordenados, me pareció que pasar el fin de semana en un hotel podría ser una buena manera de descansar. Pero para ello hubiera necesitado una habitación al menos el doble de grande, y que tuviera uno o dos sirvientes. No estuvo mal, sin embargo no es precisamente fácil dormir en una habitación llena de maletas, bolsas de ropa, ropa, ropa sucia, y niños. (No perro, porque el hotel no era "pet-friendly" y a raíz de eso pasamos un porcentaje apreciable del tiempo buscando donde dejar a la pobre Leeloo, o llevándola o recogiéndola de allí.

Cuando llegué a Calgary, Raúl, amigo desde la Universidad, me dio posada por un par de semanas en el cuarto de juego de sus niños, mientras yo conseguía un sitio donde quedarme; y de hecho se ofreció a recibirnos otro par de días, pero con Bibi decidimos que habría sido demasiado molesto para ellos, con la costumbre de Juan Pablo de levantarse a aullar a la una de la mañana. Así que prolongamos la estadía en el hotel todo lo que se pudo, y después nos quedamos un par de noches más en el sótano de otros amigos (nunca se la monte a un solo amigo por más de dos semanas, dice el conocido refrán), mientras finalizaba las negociaciones para el arriendo de una casa en Airdrie, que es un pueblito que queda al norte de Calgary. (Chía).

La casa (había incluido la dirección y un mapa en Google, pero mi ciberparanoia pudo más y voy a incluir eso más bien en un mail privado) es muy linda, tiene tres alcobas, dos baños y medio (es decir sin ducha), sótano, garaje cubierto, y la parte trasera da a un canal, que ha estado congelado todo el tiempo (de hecho por los días tan esplendorosos empezó a descongelarse, pero ha nevado dos días seguidos este fin de semana, así que volvió a solidificarse). Resumir esa semana en un párrafo no parece hacerle justicia al desorden, la correteadera, la incertidumbre, y todas las demás sabrosas emociones que la definieron, pero si quiero llegar alguna vez al final del relato, o al menos a la semana siguiente, tendrá que servir.

Lo mismo el auto. Los que han pasado más de una semana en cualquier ciudad gringa se habrán dado cuenta que la sociedad gira alrededor del automóvil. Aunque eso es cierto aquí también, Calgary es una ciudad un poco menos hostil para los peatones que, digamos, Houston, y hay un buen cubrimiento de buses y trenes que son relativamente baratos, y con un servicio excelente. Claro, que yo resolví ese problemita viniéndome a vivir a Airdrie. Aunque aquí todo es más cerca, el servicio de buses es drásticamente más limitado, en particular para ir a Calgary, cosa que tuvimos que hacer con mucha frecuencia en un principio (y probablemente habrá que repetir diariamente cuando consiga empleo). Así que aquí el auto era imprescindible.

En un principio, estuve acariciando la idea de comprar un auto a crédito (irónicamente eso habría significado hacer un leasing de un auto nuevo, donde las cuotas hubieran podido ser menores que en uno viejo, por el tema del precio de venta), pero después de darme cuenta de que el intransigente sistema financiero canadiense albergaba sus dudas sobre la capacidad de pago de un desempleado, tuve que conformarme con un carro usado, barato, y con un testigo encendido permanentemente en el panel. Y, de nuevo, viendo el carrito parqueado en el garaje (les conté que la casa tiene garaje cubierto?) es difícil recordar toda la tensión asociada con la búsqueda de crédito, luego la de carro, la sensación de catástrofe eludida por haber estado a punto de comprar un carro bonito que había sido dado por pérdida total hacía cuatro meses, etc.

Aparte de las vueltas, y de tratar de establecer una rutina, nuestra principal actividad ha sido comparar la vida en Canadá con la vida en Colombia, principalmente para validar la decisión de venirnos a buscar lo que no se nos había perdido a estas latitudes. Hasta el momento, la validación no ha resultado difícil (sin ir al lugar común de la seguridad, algo que todavía me sorprende es que aquí la gente no pita), aunque, claro, aún estamos de paseo. Este tema vale la pena revisitarlo en uno o dos añitos. Por lo pronto, estamos aproximadamente adaptados, si dejamos de lado el hecho de que mis dos hijos parecen incapaces de comunicarse con menos de 3X dB que cualquier otro ser humano en Calgary (niños incluidos, que los miran con una curiosidad aliñada con algo de temor). Mejor aún, los Torres Cala se están adaptando a Canadá, hay que esperar a ver si Canadá se adapta a los Torres Cala.

Alejito ya está en el Colegio. Decidimos meterlo al colegio católico (Our Lady Queen of Peace), debido a los buenos comentarios que escuchamos. El tema religioso no nos preocupa, yo soy un ejemplo viviente de que un par de años de educación religiosa no sólo no van a impedir la formación de un ateo recalcitrante, sino que posiblemente lo validarán. Y aquí en Canadá tienen claro que una cosa es la religión y otra la ciencia, así que no tienen problema con enseñar evolución, astronomía, etc… y no hay cura residente. Al parecer, pese a la barrera idiomática, el tema no ha sido tan traumático, porque hasta el momento no ha regresado llorando (ni nos han mandado a hablar con el principal), ni se ha negado terminantemente a regresar. Ahora que tampoco es que sea fácil para el pobre: la otra noche, mientras se estaba durmiendo, Bibi lo escuchó contando febrilmente en inglés.

Bibi presentó sus exámenes de validación de inglés. Aquí existen programas de enseñanza del idioma para los inmigrantes, y el resultado del examen de clasificación determina cuántos niveles debe hacer el recién llegado para poder integrarse a la sociedad. Tal como yo lo sospechaba, la Bibilis estuvo a punto de no clasificar a entrenamiento porque su nivel estaba por encima del estándar. Se evalúan cuatro aspectos: habla, escucha, lectura y escritura, en los que obtuvo 7,8, 8 y 4 respectivamente. El gobierno dicta tan solo hasta nivel 4 y, en un programa experimental en una sola institución, nivel 5. Ya Bibi se enroló para empezar a partir de Mayo, martes y jueves de 6:00 PM a 9:00 PM un curso de escritura y gramática.

Tres semanas después de escribir el cuarto párrafo, aún no he conseguido trabajo. De hecho, durante las semanas dos, tres y cuatro se percibió una drástica disminución en las llamadas de seguimiento que hicieron a las hojas de vida enviadas (de una llamada por cada ocho solicitudes bajamos a…. aproximadamente cero llamadas por cada treinta), la tendencia parece haberse devuelto una vez más. En todo caso, creo que me nace media docena nueva de canas al día, y todo el tiempo estoy tenso y distraído. Pero supongo que, en un par de semanas o meses, cuando ya tenga mi "dream job", el estrés de hoy día será tan incomprensible como el de la conseguida de casa o la compra del auto.

Otra cosa nueva que ocurrió desde que llegamos a Canadá es que el petiso de Juan Pablo decidió empezar a caminar, el pasado jueves (13 de Marzo). Dio unas ocho series de cinco a siete pasitos. Obviamente estaba calmando fiebre, porque no ha vuelto a hacerlo, y en cambio continúa desplazándose con un veloz gateo o, más frecuentemente, levantando los brazos para que uno lo alce.

Con todas las preocupaciones (casa, carro, trabajo, colegio de Alejo), una de las grandes preocupaciones que quedan por resolver….

  • Cuál es la gran preocupación que queda por resolver para la familia Torres Cala?
  • Podrán conseguir empleo, cursos de inglés, Baby sitter, etc?
  • Le recetarán dosis masivas de Ritalin a los angelitos Alejo y Juan Pablo?

No se pierdan, el próximo capítulo.



[1] Ver la entreda anterior. Ah, y por si quedó con curiosidad sobre el tema, el papá si era Beagle, de pura raza (aparentemente la plebeya de mi perra se las arregló para seducir a un noble), y finalmente pudimos venderlos.